lunes, 21 de julio de 2008

Reproducción sexual

En la reproducción sexual intervienen dos células germinales (gametos) de distinto sexo: uno masculino (espermatozoide en los animales, anterozoide en los vegetales) y otro femenino (óvulo, oosfera). Dichos gametos se fusionan para integrar el óvulo fecundado o cigoto por medio de la fecundación, el cual, en los seres pluricelulares, se desarrollará por sucesivas divisiones mitóticas hasta producir un nuevo individuo, que en este caso no sera idéntica a sus progenitores. La fecundación implica, a fin de mantener el numero de cromosomas, la existencia de un tipo especial de división celular radiocanal, la meiosis en la cual se produce la recombinación genética. Por tanto, la reproducción sexual tiene la ventaje biológica de promoverla la variación genética entre los miembros de una especie, ya que la descendencia es en los animales y muchas veces en los vegetales, el producto de los genes aportados por ambos progenitores, en vez de ser la copia genética de un solo individuo. La recombinación genética de los rasgos hereditarios de ambos progenitores da lugar a una descendencia mejor capacitada para vivir, y los genes ventajosos se difunden con rapidez. Esto facilita a la especie la supervivencia y adaptación en un ambiente que evoluciona. En la naturaleza son frecuentes las especies, tanto plantas como animales, que combinan distintas modalidades reproductores, de modo que resulta un tipo de reproducción en el que altera generaciones que se reproducen de una forma con otros que lo hacen de otra diferente. En tales cosas se dice que estas especies presentan alternancia de generaciones, lo que existe una reproducción alternante, hecho que se puede interpretar como una adaptación evolutiva que combina las ventajas que ofrecen las distintas formas de reproducción.

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